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sábado, 2 de abril de 2016

“Preferiría no hacerlo” (I would prefer not to)


Bartleby, el escribiente. Una historia de Wall Street

Soy un hombre bastante mayor. La naturaleza de mis actividades durante los últimos treinta años me ha puesto en contacto, más de lo que yo hubiera imaginado, con un grupo de hombres singulares, de los cuales, hasta donde yo sé, nada se ha escrito: me refiero a los escribientes o amanuenses. He conocido a muchísimos, profesional y privadamente, y me sería fácil relatar múltiples historias que harían sonreír a caballeros de buen corazón y llorar a las almas sensibles. Pero me reservo las biografías de todos los demás escribientes sólo por unos pasajes de la vida de Bartleby, quien era uno de los más extraños que yo haya visto o haya oído hablar. Mientras que de otros amanuenses podría escribir su vida completa, de Bartleby no se podría hacer nada semejante. Hasta donde yo sé no hay información suficiente para escribir una biografía completa y satisfactoria sobre este hombre. Es una pérdida irreparable para la literatura. Bartleby era uno de esos seres de los que nada se puede determinar, excepto de las fuentes originales, y en este caso son muy insignificantes. De Bartleby no sé más allá de lo que vieron mis ojos asombrados, excepto, a decir verdad, de una información imprecisa que aparecerá al final de estas páginas.
Antes de presentar al escribiente, tal y como lo vi por primera vez, es conveniente que haga una descripción de mí mismo, de mis empleados, de mi negocio, de mi despacho y de los alrededores, porque esta descripción es indispensable para comprender de forma adecuada al personaje principal al que voy a presentar…

Herman Melville (1819-1891)
El relato Bartleby, el escribiente apareció en dos entregas en la revista Putnam’s Monthly Magazine, entre noviembre y diciembre de 1853. La edición de Nórdica Libros está ilustrado por Javier Zabala.






1 comentario:

  1. Luis Manteiga Pousa3 de marzo de 2023, 23:19

    Maravilloso relato, como casi toda la obra de Melville. Cuantas veces en la vida preferiríamos no hacerlo...pero lo hacemos. Es el precio a pagar por vivir en sociedad, supongo. Y está bien que sea así siempre que no sea excesivamente represor. "El malestar en la cultura" de Freud lo refleja bien. Pero peor, generalmente, es la vida salvaje.

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