Translate

lunes, 15 de octubre de 2012

LA ACADEMIA, EL DICCIONARIO Y LA IGLESIA



Por Ricardo Soca

Una de las condiciones que la buena práctica lexicográfica exige a los autores de diccionarios es que sus obras queden libres de la ideología de quienes las escriben, de tal manera que puedan ser consultados sin interferencias ideológicas por lectores de todas las creencias y posturas sociales y políticas.

Esto no siempre es fácil, puesto que es inevitable que cada autor tenga que trabajar desde dentro de su propio sistema de ideas, de su propia concepción del mundo, pero cabe esperar que los lexicógrafos intenten dejar de lado sus creencias personales y redactar definiciones neutrales, que supongan cierta exención sobre temas que no sean estrictamente léxicos, a fin de no herir a los lectores que piensan de manera diferente.

Sin embargo, el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) —que se supone dedicado a los 450 millones de hablantes— asume abiertamente la ideología católica que marca al Reino de España, obligando a los hispanohablantes ateos, agnósticos, musulmanes, judíos o de cualquier religión que no sea la de Roma a tomar como propio un vocabulario con el que no tienen por qué identificarse.

Muchas de las acepciones del DRAE corresponden a «lo que se debe» y «lo que no se debe» de acuerdo con los dogmas propios de la religión católica. Así, la expresión temor de Dios es definida como el “miedo reverencial y respetuoso que se debe tener a Dios. Es uno de los dones del Espíritu Santo”.

Una de las acepciones de cielo, según el diccionario que muchos hispanohablantes consideran como oficial, es “morada en que los ángeles, los santos y los bienaventurados gozan de la presencia de Dios”.

La expresión culto indebido se define como “aquel que es supersticioso o contrario a los preceptos de la Iglesia” (suponemos que se refiere a la Iglesia católica, aunque no lo diga).


El diccionario nos explica que artículo de fe es, para los hispanohablantes, una verdad que se debe creer como revelada por Dios, y propuesta, como tal, por la Iglesia. Y el que falta a la fe que debe es calificado por la Academia Española como pérfido.

En cuanto a la fundamentación de hechos que propone como verdades históricas, la docta casa no es demasiado rigurosa en cuanto a su exigencia con las fuentes, como sugiere su definición de avemaría: una “oración compuesta de las palabras con que el arcángel san Gabriel saludó a la Virgen María, de las que dijo santa Isabel y de otras que añadió la Iglesia católica”. Otra definición curiosa es la encarnación, que no es presentada como una respetable creencia de los católicos sino como el “acto misterioso de haber tomado carne humana el Verbo Divino en el seno de la Virgen María”. Otro hecho histórico a ser aceptado por los hablantes de español aparece relatado en la entrada de anunciación, una de cuyas acepciones es el “anuncio que el arcángel san Gabriel hizo a la Virgen del misterio de la Encarnación”.

En una de sus acepciones, espíritu es un “don sobrenatural y gracia particular que Dios suele dar a algunas criaturas”, informa el DRAE.

Se nos hace saber, además, que el reino de Dios es un “nuevo estado de cosas en que rige la salvación y la voluntad de Dios. Fue anunciado por los profetas de Israel, predicado e instaurado por Jesucristo. Su realización, incompleta y temporal en la iglesia militante, se consuma y perpetúa en la iglesia triunfante”.

Los hispanohablantes deberían, además, esforzarse por alcanzar la unción: una “gracia y comunicación especial del Espíritu Santo, que excita y mueve al alma a la virtud y perfección”, se afirma.


Para el diccionario, el dogma no es apenas una creencia de los católicos, sino la “doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia”.

La afirmación de que el vino de la misa se convierte verdadera, real y sustancialmente en la sangre de Cristo y el pan, en su cuerpo, no es para el DRAE una creencia de los católicos sino un hecho verdadero que debe ser aceptado por todos los hablantes de español, como se desprende del lexema transustanciación, definido como “conversión de las sustancias del pan y del vino en el cuerpo y sangre de Jesucristo”.



Nota del bloguero: Citar como “fuentes” lingüísticas a los ángeles, tiene su gracia, no me digan. No la tiene el DRAE en la definición “amable” del “franquismo”, en la que se habla de “tendencia totalitaria” y no de “dictadura”, que sería lo propio. Además se falta al rigor histórico cuando se dice que fue un movimiento político y social que surgió tras la Guerra Civil, y se oculta lo del golpe de Estado contra la legalidad republicana, como así fue.

Y claro, como los académicos se supone que son de letras, que es mucho suponer, pues las pijaditas científicas se las traen al pairo. Para el DRAE no existen los telescopios espaciales, ni las estaciones espaciales, ni las sondas espaciales, etc. (¿sabrán que el hombre ya llegó a la Luna?), eso sí, son tan modernos que han incluido “bloguero”, claro que para el diccionario sólo son los que crean y gestionan un blog, una bitácora, vamos, pero no los que escriben en ellas. Pero para que no se diga que no están para las cosas importantes, también han incluido “papamóvil”… ¡fetén!, que diría un castizo. Como dice el amigo Soca, el DRAE tiene un marcado tono ideológico de la España del XVIII.




Nota del bloguero: Pues parece que no hicieron esa revisión (anunciada en 2010), porque en la versión digital aparece así:

pederastia.

(Del gr. παιδεραστία).

1. f. Inclinación erótica hacia los niños.
2. f. Abuso sexual cometido con niños.
3. f. Práctica del coito anal.

Como pueden ver, en la tercera acepción y para el DRAE, quien practique el coito anal es un pederasta. Si ya lo dice mi amiga Basilisa: “Todo lo que se salga de la postura del misionero, nunca mejor dicho, es pecado de la carne y una guarredida española”. Amén.

Hablando de otra cosa: ¿Será Merkel una pederasta?


2 comentarios:

  1. Que bueno, yo que creía que el DRAE era la Bíblia, y resulta que es verdad. Gracias Javier por hacernos pensar cada día

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola! ¡Que buen repaso! ¡Gracias!
    AlmaLeonor

    ResponderEliminar