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lunes, 2 de abril de 2012

LOS NUMERATI ¿LA MAFIA CIBERNÉTICA?



Lo que van a leer no es propiamente un artículo, sino unas notas que preparé para la radio, concretamente para el programa de RAC 1, “MISTERIS”, emitido la madrugada del 28 de diciembre 2009. Como verán en la redacción, me dirijo en todo momento al locutor, Sebastián D’Arbó, pero el motivo de esta nota es para decirles que, en los prácticamente tres años transcurridos, los métodos de control ciudadano se han multiplicado exponencialmente por mor de las modernas tecnologías de las nuevas terminales de teléfonos móviles (celulares), tabletas, etcétera. Mucha gente desconoce que en las aplicaciones gratuitas que nos bajamos para nuestro “ipad”, “iphone”…, conllevan una autorización para que determinada empresa pueda chequear nuestra navegación y determinar nuestros gustos de consumo. Eso suele estar escrito en la letra pequeña de la llamada política de privacidad de la empresa que ninguno nos leemos. Por otra parte decirles que los temas aquí tratados están meramente apuntados, el tiempo en la radio no dan para desarrollarlos, pero podrán encontrar más información en la red, sí, esa red que nos controla pero que también puede ser un arma para romper las barreras de las prohibiciones o los silencios impuestos.


¿Qué son los “numerati?

El término “numerati” fue acuñado por el periodista Stephen Baker que escribió un libro donde recoge entrevistas a estos profesionales y explica este fenómeno que no es actual, pero con las nuevas tecnologías ha adquirido unas proporciones impensables y que no sabemos a ciencia cierta a donde nos van a llevar.

Los “numerati” son matemáticos, ingenieros informáticos, analistas de sistemas y hasta antropólogos y lingüistas. Son contratados y trabajan para las grandes empresas de Internet, multinacionales, corporaciones de todo tipo y, evidentemente, para los estados.

¿Qué hacen?

Analizan, criban y ordenan miles de millones de datos y registros informáticos que dejamos cada uno de nosotros cuando navegamos por la red, usamos un teléfono móvil, compramos con tarjeta o llenamos el carrito de la compra.

Cuando nosotros navegamos por la red y entramos en una web, nuestro ordenador, automáticamente, registra y memoriza los llamados “cookie”. En un principio, esto tiene la función de facilitarnos la navegación, porque cuando volvamos a esa página, se cargará más rápido. También está la cuestión de los registros, eso que hacemos para poder acceder a datos que no son públicos o simplemente para que el sistema reconozca nuestro ordenador y no tengamos que poner una clave o una dirección de mail. Todo esto va dejando un rastro en los servidores de las empresas, y todos estos movimientos se analizan por los expertos de los que estamos hablando.


Por ejemplo, Yahoo obtiene 2.500 datos al mes de cada persona, por el simple hecho de navegar por Internet y usar sus plataformas, que pueden ser un correo, un buscador o tenerlos como página de inicio. Son 2.500 registros al mes, multiplica eso por 250 millones de usuarios que tienen. Los “numerati” llegan a acuerdos con publicaciones, con empresas comerciales, etc., para poder dar un número, un código a cada visitante, lógicamente, de momento y porque las leyes lo prohíben, no les pueden poner cara o datos personales, son datos, por así llamarlos, ciegos, pero con los censos y la telefonía móvil de última generación, incluso esos datos se podrían obtener si las legislaciones de los países lo permitieran. Pero con ese código, ya pueden registrar tus movimientos, lo que consultas, lo que te gusta… No te hablo ya de las redes sociales donde millones de personas dejan hasta sus datos personales y fotos más íntimas. Sabemos, por ejemplo, que el FBI rastrea diariamente redes sociales como Facebook, o que determinados empresarios consultan el perfil de una persona antes de contratarla.

¿Qué buscan?

Realizar patrones de comportamiento, análisis estadísticos, cálculos de probabilidades. Utilizar las matemáticas y sus algoritmos para descifrar un lenguaje nuevo cuyas posibilidades aún no están del todo estudiadas, por ello la publicidad y el marketing son sus campos de experimentación.


¿Con qué objetivo?

Conocernos mejor, saber nuestros gustos, buscar tendencias de consumo, estadísticas, predecir decisiones que vamos a tomar. Con el objetivo de poder dirigirnos publicidad específica y a la carta, o darnos servicios en los que ahora mismo ni pensamos. La meta, dicho crudamente, es poder condicionar o manipular lo que hacemos, lo que compramos, que tipo de pareja buscamos, a quién votamos o si somos unos terroristas en potencia. En las oficinas, sobre todo en EE.UU., estos controles se utilizan para optimizar o rentabilizar el trabajo de sus operarios, pero también es un arma para tenerlos bajo vigilancia. La información es poder y, como dijo  George Orwell, lo que se puede medir, se puede controlar.


Te explico un ejemplo que me ocurrió a mí esta mañana. Yo tengo una cuenta en el correo de Google, que por volumen de usuarios y tecnología específica que luego te comentaré, son los mayores “numerati” hoy en día (después viene la IBM, Microsoft, Yahoo, imagino que la CIA y el MOSSAD y las autoridades chinas que tienen un Internet muy moderno y  que controlan al detalle). Pues lo que te decía, al abrir mi correo esta mañana, me encontré en un faldón de arriba que suele llevar publicidad, un anuncio en catalán sobre un libro, no recuerdo ahora cuál. ¿Cómo saben que yo leo y entiendo el catalán si al registrarte no te piden ese dato? Pues muy fácil, por su buscador. Cuando yo busco algo en Google, seleccionando como preferencia idiomática el catalán, el inglés o el castellano, eso queda registrado.

Los móviles

Pero no sólo Internet es el campo de los “numerati”, también lo son los teléfonos móviles. Las terminales de última generación, que tienen GPS, cámaras, bluetooth, etc., son una fuente de información y de control. En Nueva York hay una pequeña empresa, llamada Sense Networks, que confecciona mapas de movimientos de las terminales de móviles. A cada grupo les dan un  color. Por ejemplo, si un día que hay un partido del Barça y se concentran un montón de móviles en el campo, pues ahí ya tienes a un grupo de aficionados al fútbol susceptibles de ofrecerles un paquete de viajes a una final, una suscripción a un periódico deportivo, etc. Pueden saber en que barrios pasas la noche, y cruzando datos del censo, de la renta per cápita de la zona, del precio de los pisos o alquileres, saben hasta el status económico que tienes. ¿Para qué sirve? Por ejemplo, si los viernes por la noche en una zona del barrio de Grácia que tienen “controlados” que hay 5.000 móviles y por la noche se dispara a 15.000, pues pueden deducir que es una zona de copas donde se puede abrir un negocio de ocio. Cuando enviamos fotos o sms, estamos dejando rastros que se archivan y procesan en todo momento.


Los sensores

Una empresa de Portland (Oregón), Intel Corp, lleva años experimentando con sensores para las casas. Con la autorización de personas que se prestan al experimento, llenan sus casas con sensores en los electrodomésticos, las camas, la puerta de la nevera y hasta la tapa del WC. Con esto pueden saber los programas de televisión que ves o las veces que abres al día la nevera. ¿Para que sirve? Nos dicen que, por ejemplo, para la medicina preventiva. Si una persona se levanta muchas veces por la noche a miccionar pueden presumir que tenga un problema de próstata. También para ancianos que viven solos o personas con problemas de dependencia, ya que pueden estar controlados en caso de que necesiten ayuda. La contrapartida, si esto se llegará a generalizar y en algunos “edificios inteligentes” ya sucede, es un control total de los ciudadanos.

La videovigilancia

Quizá el ejemplo más escandaloso sea el de la videovigilancia, so pretexto de la seguridad (y no niego su utilidad para ello), se pisotean derechos civiles y personales como el derecho a la propia imagen. Todos podemos ver en Internet miles de vídeos de cámaras de vigilancia de locales, probadores de tiendas de ropa…, también las televisiones suelen hacer uso de esas imágenes de una forma indiscriminada, unas imágenes que nos dicen que “solamente” se pueden usar en caso de un delito fragante. No te digo ya su uso en el control de manifestaciones y disidentes políticos.

Quisiera dejar claro que muchas de estas técnicas solo marcan probabilidades, y no certezas al cien por cien. Que la amplitud de la red y los millones de datos, también dificultan un control más personalizado, salvo cuando eres sujeto de una investigación judicial. Claro que todos sabemos que los servicios de inteligencia bordean la legalidad cuando no se la saltan. Ahí tenemos la red de espionaje electrónico más grande de la historia: Echelon.

Todo esto tiene el peligro del control policial sin el amparo legal. El  “Caso de Yahoo en China” es un ejemplo como la información que tienen las corporaciones de Internet puede ser usada para la represión de los demócratas que utilizan la red para romper las barreras de la represión.

Yo me pregunto: ¿Hasta qué punto, por perseguir la delincuencia, es lícito pisotear los derechos de todos? Cuando se prioriza la seguridad por encima de la libertad, al final se pierde lo uno y lo otro.

© JAVIER CORIA
Los dibujos son de Maurits Cornelis Escher

2 comentarios:

  1. Excelente trabajo, no sé cómo no tiene más repercusión.

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  2. Interior crea una unidad especial para vigilar las redes sociales:

    http://www.elconfidencial.com/espana/2012/04/24/interior-crea-una-unidad-especial-para-vigilar-las-redes-sociales-96719/

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