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miércoles, 3 de marzo de 2010

JULIO VERNE MEDIÁTICO

Cuando Julio Verne publicó por entregas en 1865 “De la Tierra a la Luna” fue tal la expectación, que los debates políticos en Francia pasaron a un segundo plano y todos comentaban las aventuras de Barbicane, Nicholl y Ardán. En la novela, el anuncio del viaje a la Luna, uno de los anhelos más antiguos del hombre, produce una expectación mundial que hace que los artilugios ópticos se agoten en las tiendas, ya que todos quieren seguir en directo la aventura, pero repito, esto sucede en la ficción novelada.

Pues bien, algo parecido ocurrió en la realidad. Cuando el francés Michel Ardán en uno de los capítulos envía un telegrama al Gun Club americano para participar en el viaje, el Journal des Debats, periódico que publicaba la historia, comenzó a recibir telegramas de ciudadanos franceses que también querían apuntarse al viaje.

Algo parecido ocurrió cuando se publicó, también por entregas, “La vuelta al mundo en ochenta días” en 1873. No sólo había gente que daba ideas al protagonista de la aventura-apuesta, sino que los hubo que querían compartir el viaje con él. Algo menos poético e ingenuo fue el caso de las navieras que tentaron a Verne con pagarle grandes sumas de dinero por citar a sus empresas en la novela, propuesta que Verne rechazó. Muchos creyeron que estaban leyendo un reportaje real, la prensa años antes ya había especulado con dicho viaje al rededor del mundo, desde que se abrió el Canal de Suez en 1869, cosa que posiblemente inspiró a Verne para su novela.

Ni lo primero ni lo segundo es nuevo en la literatura, me refiero a la confusión entre realidad y ficción y la intrusión de la publicidad en las tramas novelescas. El caso que todos conocen es el de “La guerra de los mundos” de Wells, en la mítica dramatización radiofónica que tomaron por real muchos oyentes.

De lo segundo, la publicidad, también hay ejemplos. Empresas comerciales pagan publicidad en novelas, lógicamente en los llamados bestseller preferiblemente. Hace unos años hubo un debate sobre esto porque se hizo público una oferta concreta. La empresa de joyería Bulgari ofreció una gran suma por incluir su marca en una novela de la autora Fay Weldon. Ésta no se cortó un pelo y tituló su novela “The Bulgari Connection”, cosa parecida ocurrió con un libro de gran impacto en EE.UU., por el montaje a su alrededor, el “Libro de Cathy”, cuyos autores llegaron a un acuerdo con la empresa Procter & Gamble.

Allan Poe, tan admirado por Verne, ya publicó un cuento, “El camelo del globo”, que mucha gente creyó una historia real, claro que Poe lo publicó en el New York Sun con ese objetivo e incluyendo una nota introductoria y un redactado que simulaba un radiograma, lo que después fueron los tele-tipos.

En fin, puede parecer que nuestros antepasados eran muy ingenuos, pero que decir de nuestros contemporáneos que viven los dramas de las telenovelas como propios. Por ejemplo, el malo malísimo de la serie “Dallas”, el mítico “JR”, tuvo que ir con guardaespaldas porque la gente le insultaba y agredía por la calle. Por no hablar de la actual televisión, con informativos espectáculo y espectáculos que se presentan como información o realidad…

¿Pero qué es la realidad sino una ficción mal contada?

© JAVIER CORIA

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